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miércoles, 6 de julio de 2016

Mi vuelta a la pista

Hace unos meses, recién llegada a Burgos, escribía un post deseando suerte a mis compañeras del 10.000 en el Cpto. Nacional que se disputaba en Maia. Con gran pesar renunciaba a la única prueba en pista que llevaba años disputando, exactamente desde el 2009. Ya estaba asimilando entrenos pero mi cuerpo y mi cabeza me dijeron que no iba a poder competir y terminar con buenas sensaciones. En ese momento me dije a mi misma que ya no tocaría la pista hasta la temporada que viene. O eso creía yo...

Y por fin llegó junio. Un mes muy especial que ya os contaré con más detalle en unos días en la siguiente entrada del blog. Un pequeño anticipo: lo esencial es que llegaba genial al Nacional de Montaña, cinco semanas de entrenos y competiciones perfectas que se chafaron y se fueron al traste por culpa de una gastroenteritis y pasar más de medio día en urgencias en Alhama de Murcia el día antes de la carrera. Un punto de inflexión, un giro del destino inesperado. Al lunes siguiente, aun estando con suero me puse a mirar el calendario de carreras de 10kms. Vi que se celebraba la Renault Street Run en Oviedo y pensé en apuntarme y así hacer una escapa de fin de semana. Al entrar en la Federación Asturiana para inscribirme vi los controles de pista y "allí hay estaba un tentador control de 10.000" en Gijón.



Cuadraba y desde el principio se me coló en la cabeza: tenía otras tres semanas para recomponerme y afinar el punto de forma. Lo deje marcado en rojo con ilusión, con la idea de poder quitarme la espinita de no haber corrido ninguno este año. Sin objetivos reales, simplemente hacer una marca cualquiera (ya que llevaba un año y tres meses sin tocar la pista desde el anterior Cpto. Nacional en Huelva). Simplemente poder disfrutar de un modo u otro de una prueba que considero "muy mía".

Llegó el sábado 2 de julio. Me presento en Gijón con muchas ganas porque seguía mejorando mis entrenamientos y ritmos y lo estaba refrendando con triunfos en carreras y buenos resultados. Aunque era consciente de que posiblemente solo corriésemos un par de personas más la prueba. A estas alturas del calendario la mayoría de atletas están centrados en pruebas más cortas. Pues ni un par, ni tres ni cuatro... ¡solo me inscribí yo! Y por ende era la única que iba a tomar la salida. Nunca me había visto es esa situación: salir sola a calentar, verte sola en la salida de la prueba cuando sabes que tienes 25 vueltas por delante... La verdad que es me pasaron varias cosas por la cabeza antes de ponerme los clavos. Era un poco complicado la verdad.

A favor puedo decir que ahora mismo siempre entreno sola. Quieras que no eso también te hace fuerte de cabeza. Al fin y al cabo solo tiras tú. Tú eres la que sufre y no llevas más referencias. En contra sólo decir que no había tocado la pista con sus vueltas y sensaciones al correr sobre el tartán. Me he acostumbrado a los caminos. Mis series y rodajes estaban siendo todos por monte y sendas, así que no sabía cómo funcionaría mi cabeza con tanta vuelta.



Antes del inicio un poco de humor con los jueces por eso de tenerme a mi únicamente. Afortunadamente no estaba sola por completo en la pista: quedaban cuatro personas por las gradas, unos pocos lanzadores de martillo y atletas que estaban por descalentado de pruebas anteriores... Y mi pequeño "grupo de apoyo" que hicieron menos duro mentalmente esta experiencia tan rara. ¡Salida! y a correr.

El primer 1000 me pasé de ritmo para lo que soy yo... jajjaja... Salió a 3:23. El 3000 en 10:29. El 4000 en 14:05 y el 5000 en 17:38. A partir de ahí empecé a dejar de mirar el crono. Sólo recuerdo el paso por el 9000 en 32:02 y solo me quedó apretar el ultimo mil y vaciarme por completo. Recuerdo a Rubén cantándome el paso de vuelta a 1:24-1:25. A una chica de rizos a su lado, en la contrameta, animándome. En la recta de meta a Guti, que acaba de hacer su 3000 obstáculos, dándome ánimos una y otra vez. Y a Elisa Hernández y su marido que se quedaron sólo para animarme antes de volver a su casa.

Fue duro pero muy reconfortante. Era yo sola contra mí misma, de eso no había ninguna duda. El día era estupendo, buenísima temperatura (18-20 grados), y al principio nada de aire (aunque para cuando corrí yo ya se había levantado un poco de aire; pero en comparación con Burgos, eso era una brisilla... jajjaja!).

Esta vez sí termine al sprint con lo que me quedaba en las piernas. Me tumbé en la pista, miré el crono: 35:36 (que luego oficiales serian 35'37"92) y no me lo creía... ¡¡¡Era mi tercera mejor marca!!! Impensable, y más cuando este año lo más rápido que había conseguido correr era, hace un par de semanas, una legua a 3:36. Muy muy feliz. Mi vuelta al 10.000, sola en la pista, con una ampolla desde el km4 y corriendo de media a 3:33-3:34... ¡Cómo echaba de menos encontrarme así! Lo mejor aún: en carrera no tuve la sensación de no poder dar ni una vuelta más. Más bien todo lo contrario: ir pesando "no queda nada, aguanta el ritmo que hay que apretar en la última vuelta".



Mañana miércoles, bueno ya hoy, me vuelvo a calzar mis clavos para hacer un 5000 en Corrales de Buelna (Cantabria), con un par de compañeras geniales: Elisa y Laura Benguria. Nuevamente sin presión, sin idea de marca, solo para disfrutar y con una cosa muy positiva: he vuelto a recuperar la confianza en mí. ¡Empiezo a estar de vuelta, empiezo a estar en mis ritmos y estoy pasándomelo muy bien!!!





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