Una de las carreras más
importantes de diciembre en Burgos, junto con la San Silvestre, es el Cross del
Crucero. Por su antigüedad y por su dureza. Pero es una tradición que no se
puede saltar; se esté mejor o peor de forma es como dar la bienvenida a las
Navidades.
Este
año he de reconocer que lo he disfrutado un montón, estaba mejor preparada que
otros años (más que nada porque lo de subir cuestas se me da mucho mejor ahora y
con eso ya se gana bastante). Independientemente de que llevaba unas semanas de
trabajo y muchas horas de pie, tenía el punto a favor de las cuestas del recorrido y de
correr en casa.
Como
otro año más venia Clara Simal. Triunfadora, y bien merecido, de las cuatro ediciones
anteriores; así que mi deber era ponérselo difícil, aunque ya contaba con que
para ella esta prueba es talismán (como para mi es la carrera de Tetuán),
y eso te da un plus de confianza y motivación extra.
Amaneció
un domingo soleado, aunque con el frío burgalés de rigor en estas fechas. Afortunadamente el ambiente que se vive en El Crucero dan ganas de correr aún con el peor tiempo posible. Calentamos
los del grupo juntos y enseguida nos juntamos con Clara. Hacía mucho que no coincidíamos
y aprovechamos a ponernos al día, sobre todo curiosidades del maratón. Ella
espera debutar en Castellón y yo pude transmitirle alguna de mis
sensaciones sobre como notaba la evolución en los entrenos. Creo que lo
hará genial, después de realizar 1h12m en la Behobia-San Sebastián yo estaría bastante
confiada. Aunque bien es cierto que la maratón es otro mundo.
Vamos
a la salida y por fin puedo decir que es de los años que más limpio se ha
salido. La fuerte bajada y la curva han hecho que otros años haya habido caídas
y sustos innecesarios al principio de la carrera. Algunos salen como animales y se les olvida lo que
luego tienen que subir. La
primera vuelta la di en cabeza liderando la carrera femenina. Buena culpa de ello tuvo mi compi Álvaro chillándome
como si se le hubieran escapado las cabras... jajjaja!
Me fui a por él, pero nada más empezar la segunda vuelta él levantó el ritmo y Clara empezó la subida por
delante de mí, aunque al llegar arriba la seguía a un par de pasos; pero en
cuanto empezamos a bajar, ella se lanzó muy valiente y yo me quedé más
reservona y me sacó un trocito de ventaja. Así empezamos la tercera vuelta, ella con
un pequeño margen sobre mí, aunque otra vez en la subida me volví a ver más cerca
de ella, pero no fue suficiente. Al volver al tramo de bajada ya se volvió a
distanciar y así hasta meta. Lo bueno fue que en esa última vuelta fui
acompañada de Jorge, al que luego le quedaría otra vuelta más; a mí me sirvió para ir distraída con él y no relajarme, llegando a meta
nos chocamos la mano y él siguió a por su ultima dura subida. Tercera entró
Lidia Campo, quien se quedó fuera de la batalla a mitad de la segunda vuelta.
Muy
feliz, me abracé con Clara y me dijo que no sabía si había hecho récord. Miré mi TomTom: 25'14... ¡Aluciné!. "Has tenido que hacer récord" le dije, "porque yo he hecho un minuto y pico menos que otros años que para mí también es
récord personal". Efectivamente. Las dos, de dos maneras distintas, habíamos logrado
un récord del Crucero. Los
días siguientes ambas nos hemos mandado fotos y tengo guardados los periódicos con las crónicas para dárselos. Entiendo que le tienen que hacer mucha ilusión tenerlos.
Como comentario gracioso me quedo con su "tía, pero si sales riéndote en
la subida".
Después
del Crucero hemos tenido de todo: un día de rodaje controlado más que
interesante, una quedada popular súper especial de preparación para la san
Silvestre Cidiana junto con Joel Aubeso, unas cuantas victorias... Pero sobre
todo los buenos ratos por pueblos de Palencia y Valladolid. 'Los globos' hemos arrasado
con el turrón de Arroyo de la Encomienda, Aguilar de Campoo, Carrión y Frómista. El
fin de año promete ser movidito, ¡ahí lo dejo!
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